Estos niños son ciudadanos estadounidenses, así que no pueden ser deportados. Pero el sistema los está haciendo prácticamente huérfanos. El argumento anti-inmigrante de algunas personas es que estos niños son “niños ancla”, un intento de parte de los padres de garantizar su permanencia en el país. Pero claramente la situación no le está sirviendo de “ancla” a los padres indocumentados. Lo que sí está haciendo es que está dejando a los niños a la deriva. Según el congresista José Serrano, representante de Nueva York, si esta situación no se corrige es posible que estos niños tengan que ser adoptados por otras familias.
El sistema de migración también tiene detenidos a muchos menores de edad indocumentados. Estos niños cruzaron la frontera sin sus padres, muchas veces con la intención de reunificarse con sus padres que están en este país. Los niños están detenidos sin posibilidad de unirse con sus padres. Algunos están en un limbo legal porque sus padres indocumentados no se atreven a tratar de reclamarlos.
Personalmente esta situación es particularmente dolorosa porque muchos de los están en contra de una reforma migratoria justa e integral se declaran “pro-familia”. Sin embargo, no quieren que existan excepciones a la política de deportaciones que tomen en cuenta la realidad de los niños nacidos en los Estados Unidos. Más triste aun es que muchas de esas personas son cristianas y se enojan cuando las posturas políticas y sociales del país atacan a la familia. Pero es claro que su perspectiva sólo se aplica a ciertas familias, no a las familias pobres e inmigrantes.
Es tiempo de llamar al arrepentimiento a mis hermanas y hermanos que apoyan una política que separa a familias y que deja a niños a la merced de sistemas gubernamentales. Sí en verdad somos pro-familia es tiempo que lo mostremos en toda situación. Es tiempo que busquemos una solución justa a la problemática de los indocumentados y de sus hijos nacidos o criados en este país. Si no estamos dispuestos a trabajar a su favor es tiempo de que reconozcamos que no somos pro-familia o que nuestra política vale más que nuestros valores familiares.
Dr. Juan Martinez is associate provost for diversity and international programs and associate professor of Hispanic studies and pastoral leadership at Fuller Seminary. Since coming to Fuller in 2001, Dr. Martínez has also served as director of the Center for the Study of Hispanic Church and Community. Among other topics, his current research focuses on the history of Latino Protestantism, Latino Protestant identity, ministry in Latino Protestant churches, and Latino and Latin American Anabaptists.
This article was originally posted at Caminando con el Pueblo, Protestant Digital and is cross posted at Sojourners' God's Politics Blog and Undocumented.tv.
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